La revista de los profesionales del césped deportivo

“No puede haber sorpresas” es un buen resumen de esta parte de mi trabajo.

Descríbenos cuál es tu cargo y función en LaLiga.

Primero, un poquito de historia. Desde el año 2015 cuando se concedió la titularidad de los derechos audiovisuales de las competiciones de primera y segunda división a la Liga Nacional de Fútbol Profesional, se ha producido una revolución en el fútbol español, creciendo los ingresos por derechos audiovisuales desde los 850 M€ de la temporada 2014/2015 a rozar los 2.000 M€ en la actualidad.

Esta evolución al alza, unida a un reparto de los mismos según unos baremos consensuados por los 42 clubes que componen LaLiga, ha llevado a que, especialmente los clubes pequeños, aumenten sus ingresos notablemente.

Como herramienta para lograr este objetivo, se publicó en la temporada 2016/2017 el Reglamento para la Retransmisión Televisiva de LaLiga, que recoge todos los aspectos que deben cumplirse por parte de los clubes para ofrecer un producto televisivo lo más atractivo posible. Entre ellos, hay un capítulo dedicado al césped, que es el primer paso de la apuesta de LaLiga por la calidad de los terrenos de juego. En este primer reglamento se incluían una serie de parámetros que debía cumplir el césped, así como la realización de auditorías de los terrenos de juego.

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El siguiente paso lógico era contar dentro de la propia organización de LaLiga con un profesional del sector de mantenimiento de campos de fútbol que pudiese dar el siguiente salto de calidad; por lo que se decidió la creación del puesto de Coordinador para la Calidad de los Terrenos de Juego de LaLiga.

Cuando me entrevistaron para ese puesto, me dejaron claros los dos objetivos principales que se perseguían con su creación:

  •  Evitar la suspensión de partidos por motivo del estado del terreno de juego
  • Seguir mejorando la calidad de los terrenos de juego más allá de lo que se había logrado hasta el momento.

Por un lado, mi trabajo tiene que supeditarse a la inmediatez de la competición. Hay que estar encima de las condiciones meteorológicas adversas, conocer las labores de mantenimiento que se llevan a cabo en cada campo tales como transiciones, escarificados, etc. y su posible impacto en futuros encuentros; ser consciente de los problemas que presenta cada terreno de juego: estructurales como una tasa de infiltración baja, mala planimetría, sombras, etc. así como puntuales del tipo mala germinación en alguna zona, fallos en aplicación de productos, enfermedades, etc.

“No puede haber sorpresas” es un buen resumen de esta parte de mi trabajo.

Por otro lado, hay que seguir mejorando día a día la calidad de los terrenos de juego. Entendiendo calidad como un compendio de su comportamiento biomecánico, su adecuación a las necesidades de uso y el aspecto estético.

Los estadios de fútbol en España están situados en condiciones climáticas muy variadas, cada una con sus retos particulares, que a su vez son alteradas por la propia tipología del estadio, con más o menos corriente de aire, sombras, sustratos nuevos sobre arena de sílice o con décadas a sus espaldas sin apenas capacidad de drenaje. Toda esa variabilidad hace que la labor de un Groundsman local, con conocimiento del estadio, sea algo insustituible e imprescindible para la consecución de resultados de calidad partido tras partido y temporada tras temporada. La parte técnica de mi trabajo es de apoyo y asesoramiento a esa figura tan importante, proponiéndole soluciones que tal vez no se le habían ocurrido o productos que desconocía. Tal vez simplemente una conversación con alguien que entiende de qué está hablando y le ayude a ordenar sus ideas.

En varias ocasiones he tenido que pasar el día en un estadio durante las renovaciones de final de temporada para decidir la profundidad de trabajo de las cuchillas Universe, incluso ajustándola en persona, al ser la primera vez que se llevaba a cabo en ese estadio y no tenían claro hasta que profundidad podían meterla.

Sin embargo, la gran parte del tiempo la dedico a labores no técnicas. La concienciación de las distintas partes implicadas: ayudar al responsable del terreno de juego a ir “escaleras arriba” a conseguir recursos o hacerle entender que no mantiene un parque y que los intereses deportivos no siempre son los mejores desde el punto de vista agronómico; pero que son los que priman. Calmar, negociar y buscar alternativas.

Se podría definir mi trabajo como “la voz del césped en LaLiga y la voz de LaLiga en el césped”. La parte principal de mi trabajo es ser el nexo de unión entre todos los actores implicados en que cada partido el césped esté en las mejores condiciones: Clubes (responsables del terreno de juego, directivos, cuerpos técnicos…), LaLiga (Producción TV, Directores de Partido, Competiciones…), y Administraciones (Ayuntamientos, cabildos, comunidades…), cuando el estadio es de titularidad pública.

A lo largo de los tres años que llevo en el puesto, se han puesto en marcha diferentes acciones que aportan en la consecución de este objetivo de calidad.

  • Reuniones de los responsables de los terrenos de juego, en las que no sólo se plantean aspectos técnicos o son un foro para que los implicados puedan expresar sus inquietudes, sino que se han convertido en el germen de una comunidad en la que se puede compartir todo lo relacionado con nuestro trabajo, en la que entre todos nos apoyamos y ayudamos al que lo necesita en cada momento.
  • Estudio de necesidades de luces de crecimiento en los estadios, en función de climatología, usos y sombras.
  • Colaboración con la Agencia Estatal de Meteorología para obtener la mejor previsión posible con suficiente alcance para alertar a los clubes de posibles problemas relacionados con inclemencias meteorológicas.

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  • Auditorías de los terrenos de juego, aunque se han dejado un poco de lado debido a que las inspecciones que realizo durante mis viajes y la comunicación constante con los responsables de los 42 clubes dan una idea mucho más dinámica y actualizada de la condición en que se encuentran.
  • Diseño y puesta en marcha de auditorías de riego en las que se compara la instalación existente en cada estadio con un modelo ideal, de forma que se detecten las áreas de mejora y se puedan hacer recomendaciones para su remodelación total o parcial. Se están comenzando a realizar durante esta temporada y se completarán en las próximas.
  • Colaboración con el grupo de trabajo creado por AENOR para la redacción de las nuevas normas de calidad de césped deportivo natural.
  • Exponer y dar valor a la labor del gestor del terreno de juego mediante entrevistas, artículos, vídeos divulgativos, ponencias en congresos, etc.
  • Adquisición de kits de medición de parámetros de calidad (dureza, resistencia rotacional y tasa de infiltración), que se entregarán la próxima temporada a los clubes de LaLiga Smartbank.
  • Puesta en marcha de la APP Greenkeeper donde se recogen los informes sobre el estado del césped de cada partido que se disputa. No sólo resulta más cómoda para transmitir la información entre los implicados, sino que va creando una base de datos con toda la información que se registra de cada partido, lo que ayuda en la toma de decisiones o estudio de tendencias.

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Como has encontrado el estado de los estadios de fútbol de 1ª y 2ª división.

La calidad de los terrenos de juego es bastante buena en general, aunque es obvio que los diferentes presupuestos y, más aún, la implicación de la directiva tienen consecuencia directa en la calidad del terreno de juego. A lo largo de la temporada los campos tienen sus altibajos en calidad, lo que es normal, no coincidiendo el buen momento de los campos del sur con los del norte o los de interior con los de litoral; aunque siempre hay campos en los que se mantiene la calidad más estable y campos más dependientes de las condiciones climáticas y el nivel de uso. Por eso es tan importante la concienciación a los cuerpos técnicos de que lo que el nivel de uso que resiste un césped en primavera no es el mismo que en enero o en agosto.

A qué nivel estamos en comparativa con otras ligas europeas, tanto en la calidad de los estadios, como en la de profesionales de mantenimiento.

Desde hace diez o quince años, que se comenzó la profesionalización del sector y empezaron a implantarse técnicas avanzadas al cuidado del césped, la calidad ha dado un salto gigantesco. La intervención de LaLiga ha mantenido y, sobre todo, extendido este camino que parecía reservado a los clubes de élite. En tan sólo tres años he podido constatar como aumenta el nivel medio de calidad y cómo cada vez más clubes modestos apuestan por ello. Esta alta tecnificación está atrayendo cada vez a más profesionales del mantenimiento del césped deportivo de otros sectores o países, que también contribuyen y enriquecen al sector.

Actualmente podemos mirar cara a cara a cualquier liga del mundo en lo que a calidad de nuestros terrenos de juego se refiere.

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Se va a continuar haciendo las auditorías en 1ª y 2ª división.

Soy un firme convencido de que los datos nos permiten tomar decisiones correctas y por lo tanto la realización de auditorías no debe ser descartada como una herramienta potentísima para el responsable de mantenimiento de cada terreno de juego. De momento, las hemos dejado un poco de lado en LaLiga debido a que no me aportan el dinamismo en la información que requiere mi puesto; sin embargo no se descarta volver a realizarlas y desde aquí animo a los responsables de los clubes a que realicen un seguimiento de los parámetros físicos, químicos y microbiológicos para que les ayuden en las decisiones de mantenimiento.

Qué se debería hacer para mejorar las superficies tanto naturales como artificiales, en categorías inferiores (2ªB, 3ª). Se debería establecer unas reglas mínimas de mantenimiento y renovación, por parte de las federaciones.

El aumento de calidad de los terrenos de juego que se ha producido entre los clubes de LaLiga Santander y LaLiga Smartbank no ha llegado más abajo lo que supone que el salto entre los clubes de segunda B y los de LaLiga Smartbank cada vez sea mayor, lo que se observa cada año en los cuatro ascendidos.

Los clubes de categorías inferiores no disponen ni del presupuesto ni del impulso necesario para mantener los terrenos de juego en el nivel que actualmente se está exigiendo en LaLiga por lo que veo complicado exigirles niveles de calidad que les resultarían inasumibles. A pesar de estas limitaciones, creo que siempre hay algo que se podría hacer. Un simple asesoramiento técnico desde las propias federaciones sería un buen primer paso, que permitiría un mejor aprovechamiento de los recursos que se destinan al mantenimiento.

Muchos de ellos disputan sus encuentros en césped artificial debido al elevado coste de mantener césped natural con nuestro clima y a la enorme cantidad de horas de uso que puede tener un campo de este tipo. A ellos les diría que un campo de césped artificial ni son eternos ni están completamente libres de mantenimiento. Hay que descompactarlos para evitar que se endurezcan demasiado, levantar la fibra doblada y enterrada por el caucho, aspirar la porquería; hay máquinas que lo hacen, y no os podéis imaginar lo que llegan a sacar. En fin, la frecuencia de estas labores dependerá de la cantidad de usos y del presupuesto; pero teniendo en cuenta que, al contrario que los campos naturales, las tareas de mantenimiento se pueden realizar en casi cualquier momento del año, no es descabellado pensar en un equipo externo que pase el año realizando estas labores por los campos.